A partir de esta edad nos damos cuenta que la mayoría de los niños dejan de leer, esto es normal, a esta edad por su cabeza pasan demasiadas cosas, se les comienza a abrir un mundo de posibilidades y desafíos para los que deben prepararse. Pero no hay que preocuparse, los que han sido buenos lectores de más pequeños, ya han encontrado el placer en la lectura, es solo cuestión de tiempo que vuelvan a reencontrarse con ella, porque volverán seguro.
Mientras tanto, los adultos que los rodeamos debemos seguir leyéndoles, es importante que les propongamos hacer lectura conjunta, buscar un momento del día en el que dedicar un rato a leer. Proponerles títulos que nos han gustado cuando teníamos su edad, o títulos nuevos, que nosotros debemos leer previamente, para mantener vivo el interés por la lectura. Aunque parecen ya muy grandes, seguro que ninguno va a renunciar a un ratito de atención exclusiva.
